A pesar de la lluvia, que nos pilló de pleno a la salida, nos fuimos a la iglesia como teníamos previsto. Pudimos tumbarnos en el suelo y al abrir los ojos ver como la cubierta del techo estaba llena de «estrellas» doradas. Hicimos un recorrido por las diferentes capillas y pudimos ver y tocar algunas de las imágenes. Subimos hasta el altar Mayor y contemplamos lo bonita y grande que es nuestra iglesia. A la salida llovía mucho, así que nos esperamos comiendo unos ricos trozos de torta en el porche hasta que fue parando y después una buena carrera para llegar al cole. Fue divertido y a los chicos y chicas les encantó tocar y ver muy de cerca aquello que normalmente no se puede.